Usando la antigua pista que bordea el Pantano de la Peña, y con la mochila cargada de comida para que los peques no se cansen ni gruñan, podemos dar un paseo de 2 horas donde veremos una vista única de Triste, la Peña (y la fábrica de Eiforsa) y eventualmente llegaremos a la espalda de los Mallos de Riglos.
Los amantes de la fotografía se pueden poner las botas, los de la naturaleza por supuesto podrán mostrar sus conocimientos, y padres y madres pueden estar seguros que es una de esas actividades que agota las pilas de cualquier niño o niña.